PENSAMIENTOS DE VARGAS VILA
“Hágase la
luz y la luz se hizo verbo;
hágase el
verbo y el verbo se hizo Dios;
hágase
Dios… y habló el Hombre”.
¿De todas sus máximas puede hacerse una
moral? ¿De todos sus pensamientos una filosofía? ¿Qué diferencia hay entre un
genio y Vargas Vila? ¿Era en verdad un novelista pornográfico? ¿Un abanderado
del egotismo? ¿El último decadente? ¿Un biógrafo de tiranos? ¿Un neurótico
ilustrado? ¿Un pedante murciélago greco-latinista? ¿Un vulgar exhumador de
epítetos? ¿Valorar su obra porque es una aglomeración de aforismos, es acaso un
procedimiento legítimo de crítica? Como panfletario ¿merece un lugar en la historia
de la literatura? ¿Es posible que su calidad de escritor haya sido tan débil y
tan efímera como para pasar de la inmensa popularidad a la nada absoluta?
¿Acaso sea este un misterio que haya que dilucidar? ¿Por qué un hombre tan
aparentemente libre como él, sólo habló de libertad? ¿Hizo pactos con el
demonio? ¿Creyó acaso que Jesús fue un anarquista condenado al oprobio y que la
historia es la mejor novela de Dios? ¿Poeta, crítico, historiador o filósofo?
¿Quién fue en verdad el escritor más leído en lengua española de su época?
Es posible, amigo lector, que usted esté
frente al libro más controvertible de Vargas Vila. ¿Desea descubrirlo? Si es
así, déjeme hacerle una advertencia: el profeta que fue Vargas Vila, no fue
discípulo de nadie; tampoco mató a Dios como Nietzsche, pero sí escribió su
epitafio.
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