domingo, 29 de noviembre de 2015

PENSAMIENTOS DE VARGAS VILA

 PENSAMIENTOS DE VARGAS VILA
el escritor más elocuente de la era moderna 


La historia de un egotista que murió convencido de que el Hombre era un Dios




ESTEBAN BLANDÓN
escritor y pensador colombiano



domingo, 9 de agosto de 2015

EL ESCRITOR MÁS EXTRAORDINARIO DE HISPANOAMÉRICA

JOSE MARÍA VARGAS VILA
(1860 - 1933)
Poeta, filósofo, historiador y panfletario

05 de noviembre de 2015


    Lo mínimo que podían hacer sus detractores era criticarlo; no se equivocan quienes dicen: los críticos son los que mejor idea dan de quién es Vargas Vila. Los críticos y sus lectores; las cifras dicen que más de cincuenta millones de personas lo han leído; una cifra nada despreciable. Es como un cantante que ha vendido cincuenta millones de copias.
    Se me critica por no decir lo que pienso; prefiero decirles cómo pensaba Vargas Vila; y pienso que Vargas Vila, al lado de Juan Montalvo, el más grande ensayista de nuestra lengua, es el más grande escritor de Hispanoamérica. Vargas Vila fue un francés que nos habló en español; o como muy bien lo dijera uno de sus comentaristas: pensaba en francés, escribía en español.
    En la lengua de Voltaire nada le fue adverso; las musas confabularon para hacer realidad su sueño de Libertad; también su inspiración. Y fue el Panfletario por excelencia. Esta, su Odisea Romántica, Barcelona-1927, es una muestra magistral de su destreza como libelista. Superó en elocuencia las obras de Tácito y Cicerón juntos.


“Mitad poema… mitad panfleto… es este libro…
Dos zonas habituales al vuelo de mi pensamiento…
El ala azul
Y
el ala roja…
Se tocan a veces, y forman un rosa pálido de Ensueños”.
                                                                         Vargas Vila



    Vargas Vila fue un hombre que puso la historia al servicio de la elocuencia; él mismo se erige como su mayor tribuno, y dio a la palabra, tonalidades de acero. Si Dios hablara, se diría que la Palabra de Dios se había hecho acero, y tomado la forma de un puñal en las manos de Bruto, para hundirse en el corazón soberbio de la Tiranía.

    A un hombre elocuente nunca lo traicionan sus argumentos; por eso Vargas Vila fue superior a sus maestros franceses. Montaigne, Descartes, Pascal, Hello, D’Aurevilly, Bloy…; la lista es larga; en ella abundan los pacifistas y hasta los llamados escritores católicos; son una especie de conversos intelectuales, a los que su genio no les dio la medida de su fe. Creyeron en sofismas, y el miedo fue para ellos su más grande certidumbre después de Dios. Frente a ellos, Vargas Vila se erige como un hombre libre. “La Francia, no puede darme nada, ni siquiera el óbolo de la gloria; llegaría tarde para eso; otros mundos y otros pueblos, me lo han dado”.

    El crítico del modernismo, le llamó uno sus admiradores. En mi deber como biógrafo, debo citar algunas de las obras en las que Vargas Vila reconstruye un momento en la vida de algunos de los más afamados escritores del siglo XIX y principios del XX. Son perfiles sicológico-literarios -algunos muy breves- que dan cuenta de su extraordinaria e imponderable labor como ensayista. Sombra de águilas, En las cimas, A la hora del crepúsculo, Prosas laudes y Ars verba, son algunos de los títulos en los que se hace evidente la penetración sicológica y el olfato de quien puede prescindir de su popularidad para reseñar obras de escritores llamados menores.

domingo, 31 de mayo de 2015

VARGAS VILA, EL HISTORIADOR - LA REPUBLICA ROMAMA



VARGAS VILA, HISTORIADOR
Por: Esteban Blandón


    Dos cimas son en la historia el destino del hombre de vastos conocimientos y notable erudición; el lector (el vulgo) que lee un libro por año, ese sabrá cómo se salva la nación americana del Armagedón, pero no supondrá las causas del Armagedón; eso le corresponde a los historiadores; ellos, que nunca se han podido sustraer a la influencia del pensamiento consciente, dirán: "al Hombre siempre le gana la imaginación, por eso no sabe a veces qué leer: si a Homero o la Biblia".

    Si voy a hablar del Vargas Vila historiador, tengo que hablar del Vargas Vila de La República Romana, su obras más importante dentro del género; tal vez no falte el que tenga que decir algo sobre Los césares de la decadencia; lo cierto es que Vargas Vila, como historiador, tiene las cualidades de cualquier orador griego o romano; griego, por lo elocuente; romano, por lo panfletario. Tuvo de Demóstenes como de Tácito; su discurso, aparentemente dogmático,  tiene del foro lo que Esculapio de poeta. Vargas Vila nunca combatió por las ideas, las ideas combatían por él. A él se le debe la patente de la novela de combate; pero estas murieron con la guerra, y el dandy les sobrevivió; la novela intelectual, que es como un regreso a sus inicios simbolistas, aparece de nuevo con sus viejos intelectuales haciendo de conductores espirituales.

    No voy a decir que Vargas Vila sea el escritor francés más importante en la literatura hispanoamericana, pero lo que sí debo decir, es que Vargas Vila, al igual que los dos más grandes genios franceses del siglo XX, también fue un conductor de almas; su verbo asesino se hizo manifiesto en toda Hispanoamérica y en algunos países europeos. No voy a nombrarlos por el respeto que me merecen; de ellos fue la gloria que las manos de la imbecilidad profana.

    ¿Vargas Vila un director de conciencia? Dos nombres saltan a la vista por su erudición y esteticismo. Pero olvidándonos de todo lo que el clasicismo y el simbolismo nos dejó, nos daremos cuenta que el existencialismo en pleno no logró lo que el vargasvilismo alcanzó; eso de literatura de sugestión es un cuento romántico que el modernismo nunca comprendió y que la literatura, más ocupada en perpetuar viejas reglas gramaticales e ignorando el verdadero sentido de la palabra modernista, ignoró. No será este el momento para hacer una exposición de la importancia del trabajo sicológico que hace Vargas Vila a lo largo de toda su obra, pero obras como las inicialmente mencionadas, dan una idea de su capacidad de análisis y de cómo comprendió el alma del hombre en su constante lucho con su destino, llámese Tirano, Artista o Mujer.

    Y si de historiadores se trata, a todos los hizo partícipes de su pasión, desde Tácito hasta Luis Blanc. Y si bien es cierto que alcanzó la cumbre de sus sueños como historiador en La república romana y El imperio romano, el no haber escrito en su estilo personalísimo y original su historia de la revolución francesa, se convierte en su única y tal vez gran frustración como hombre de pensamiento; y una semblanza de sus más grandes tribunos en El canto de las sirenas en los mares de la historia, no será suficiente para la gloria que hubieran alcanzado estos mártires del pensamiento. Héroes, genios o simplemente almas con talento, hombres de ideas eran, y por ellas dieron la vida; el derecho fue su verdugo; la palabra, un camino de esperanzas que sólo vio la aurora a finales del siglo XIX. El hágase la luz del pensamiento analítico, fue un despertar casi semejante al despertar del hombre; nada fue igual hasta el día que comprendió que era parte importante del universo; algún día comprenderá por qué en su individualidad es capaz incluso de llegar a decir: por momentos siento que el universo existe gracias a que yo existo; que el cielo y la tierra no serían nada sin mí.

    El día que el hombre se creó a sí mismo, ese día se creyó superior a Dios; por dos sencillas razones; por que el hombre crea, y es consciente de sí mismo, es decir, de su finitud. Nada es más maravilloso que la vida para los antropólogos, pero en el historiador, prima el hombre; por eso el historiador, es un humanista, hermano del filósofo, pariente del anarquista; cómplice del masón; un genio que posee los atributos del dios; un solitario nihilista que cuenta los pueblos y glorifica sus hombres; héroes o villanos, la mítica y noble figura del dictador es llamada a ser la gran protagonista del derecho; y el poder se hace ley que cumple con su cometido anárquico-burgués.

    Nadie como él hizo creíble el absurdo de la vida; es por eso que el existencialismo está llamado a ser la corriente filosófica más importante en el siglo de los absurdos (guerras, era industrial, varguardias y demás); y no está demás decir el lugar que le corresponde en el pensamiento moderno hispanoamericano y francés así Sartre y la corriente de los nihilistas no den razón del pensamiento vargasviliano. Nada debería indicar lo contrario; lo único que queda claro, es que Vargas Vila fue el tipo de solitario perfecto, el solitario profesional como el solía decirse; y fue en el silencio de esa soledad, que el pensador se hace un compresivo como muy acertadamente lo dijera Gener, uno cuyas visiones revelan a su alma el destino del genio y su apostolado de profeta.

    En síntesis, Vargas Vila fue muchas cosas a la vez, además de osado historiador: panfletario, ensayista, crítico e ironista; poeta, dramaturgo, biógrafo y memorialista; aforista, anarquista y ateo; y sin duda, el escritor más elocuente de la historia moderna.

    ¿Y el novelista? se preguntarán sus seguidores. Sin duda, con todos los géneros por los cuales se paseó nuestro genio, se hace un gran pensador, por no decir que uno de los más grandes autores de máximas. Del Vargas Vila escritor, dejo por fuera al novelista, y no porque descarte al hombre cuya imaginación desbordante de pasiones y sufrimientos llevó hasta el delirio su promulgado egotismo, sino, porque con ellas, haré la más importante de sus obras, su autobiografía; la verdadera y más maravillosa biografía sicológica del panfletario.