martes, 22 de agosto de 2017

NOVEDADES LITERARIAS - EBOOK

NOVEDADES LITERARIAS



PENSAMIENTOS DE VARGAS VILA - EBOOK

PENSAMIENTOS DE VARGAS VILA



“Hágase la luz y la luz se hizo verbo;
hágase el verbo y el verbo se hizo Dios;
hágase Dios… y habló el Hombre”.


     ¿De todas sus máximas puede hacerse una moral? ¿De todos sus pensamientos una filosofía? ¿Qué diferencia hay entre un genio y Vargas Vila? ¿Era en verdad un novelista pornográfico? ¿Un abanderado del egotismo? ¿El último decadente? ¿Un biógrafo de tiranos? ¿Un neurótico ilustrado? ¿Un pedante murciélago greco-latinista? ¿Un vulgar exhumador de epítetos? ¿Valorar su obra porque es una aglomeración de aforismos, es acaso un procedimiento legítimo de crítica? Como panfletario ¿merece un lugar en la historia de la literatura? ¿Es posible que su calidad de escritor haya sido tan débil y tan efímera como para pasar de la inmensa popularidad a la nada absoluta? ¿Acaso sea este un misterio que haya que dilucidar? ¿Por qué un hombre tan aparentemente libre como él, sólo habló de libertad? ¿Hizo pactos con el demonio? ¿Creyó acaso que Jesús fue un anarquista condenado al oprobio y que la historia es la mejor novela de Dios? ¿Poeta, crítico, historiador o filósofo? ¿Quién fue en verdad el escritor más leído en lengua española de su época?
     Es posible, amigo lector, que usted esté frente al libro más controvertible de Vargas Vila. ¿Desea descubrirlo? Si es así, déjeme hacerle una advertencia: el profeta que fue Vargas Vila, no fue discípulo de nadie; tampoco mató a Dios como Nietzsche, pero sí escribió su epitafio.



jueves, 22 de junio de 2017

JOSÉ MARÍA VARGAS VILA: EL PANFLETARIO

JOSE MARIA VARGAS VILA
23 de junio de 1860 – 23 de mayo de 1933



     Tal vez quien mejor comprendió al panfletario de América, fue el mismo que se convirtió en uno de sus mejores amigos; hablo de Rubén Darío, figura cumbre del modernismo hispanoamericano. Y es evocando la figura del bardo nicaragüense, que descubro lo que en esencia fue Vargas Vila como escritor. El novelista colombiano es, ante todo, un poeta, dijo Darío. Y en eso sí que tuvo razón. El grito de alarma contra los hombres del norte, se dio líricamente lo mismo en José Martí que en Vargas Vila; grito que, no por salir de la pluma del panfletario, deja de ser tan heroico como las mismas trompetas que anuncian el apocalipsis.

     Como lo demuestra el siguiente fragmento, gran parte de su obra, ya sea ensayo o novela, está concebida tras un gran momento de inspiración; inspiración que es avalada por su erudición dando cuenta de sus innegables dotes de narrador. Y de esa inspiración, de ese quehacer reflexivo y poético que son sus horas de meditación, brotó este rosario de ideas cual cultivo de magnolias en germinación.

     El silencio no es la vida;
     el silencio es el sello de la muerte;
     la muerte no combate;
     solo la palabra siembra la vida; ella crea, ella vivifica, y ella salva.
     El verbo es vida;
     he aquí porque callar es un oprobio;
     las esterilidades del silencio asfixian a aquel que vive en ellas.
     El silencio, no reina sino sobre la muerte y la desolación; es el sol de Pompeya y de Herculano; la brisa que agita las olas bituminosas del mar muerto.
     Es a causa del silencio que muere nuestro corazón y que los pueblos mueren;
     es a la sombra del silencio que prospera el mal.
     El verbo, es germen, y el alma humana es surco abierto ante nosotros;
     sembremos en él, el germen de la verdad y de la vida.
     El sembrador tiene el deber de la simiente.
     Sembrador que devora el grano y no lo siembra, mutila la humanidad y defrauda la herencia de los hombres.
     La maravilla de la palabra es hecha como las auroras de los cielos, para esplender sobre la vida.
     La tiranía se llama silencio;
     la libertad se llama verbo;
     el verbo es el rayo de la divinidad que brota de los labios del hombre para herir la iniquidad.
     El verbo, es el águila triunfal, que lleva la tempestad bajo las alas, y rompe con su vuelo todas las soledades del silencio.
     ¡Dejémosla volar!
     Las cimas y los valles expectantes, escuchan absortos la música lejana de ese vuelo.
     ¡Paso a las águilas del verbo!
     
     En: ante los bárbaros, 1923



     Ante los bárbaros, es uno de sus tantos gritos de batalla. Es típico de Vargas Vila exponer en pocas palabras lo sustancial de sus ideas; de ahí su aversión a escribir tratados como aquellos teóricos del pensamiento que precisan de varias páginas para decir lo que con tanta diplomacia desean imponer. De esto se deduce que su doctrina, mal llamada egotismo, es la doctrina de un individualista que se salva de la barbarie impuesta por los soberanos y vilmente aceptada por las indefensas muchedumbres.

     Mis preceptos, nos dirá en uno de sus prólogos, no son más que la tiranía a la que someto mi individualidad.

     Y no bien hemos asimilado una de sus ideas, cuando ya está avasallándonos con un nuevo concepto. Aquí la lógica silogística parece ocupar un lugar preponderante. Una premisa es seguida de un postulado cuyo fin es sustentar, o más bien, complementar la premisa anterior. Así: El silencio no es la vida; el verbo es vida; la tiranía se llama silencio; la libertad se llama verbo…, son proposiciones de una misma premisa lógica, de un discurso cuyo método, es parte de un mismo razonamiento.
     No busca, a diferencia de Descartes, de comprobar nada; ni siquiera demostrar su método; solo expone, de manera potencial, el resultado de un juicio razonablemente concebido y a la luz de su lógica positiva.
     Hoy se ignora menos el futuro y se sabe más del pasado; y es a ese hombre, real y concreto, el del presente, al que le dirige las siguientes palabras nuestro pensador.
     Y así teorizó el panfletario sobre el amor, cuando al poeta le daba por escribir novelas y filosofar sobre las pasiones de la carne:

     De todos los sentimientos, no hay a mis ojos lógico, imperecedero y verdadero sino el amor.
     Pero el amor tal como yo lo concibo y lo siento; el amor de los sentidos, es decir: la sexualidad.
     El amor cerebral, no es sino la sexualidad consciente, refinada y reflexiva.
     El amor sentimental es una aberración cuando no una monstruosidad.
     La ley suprema del amor es, el instinto.
     El sexo es todo el amor; fuera de él no hay sino la extravagancia, la perversión y lo monstruoso.
     El deseo es el alma del amor.

     De: El alma de los lirios; 1904



jueves, 5 de enero de 2017

José María Vargas Vila: el Panfletario


J. J. GARCÍA

José María Vargas Vila


    El panfletario irreverente, ateo, anticlerical, ocupó sitio muy importante durante veinticinco años en España y América Latina. Ese hombre de raro talento era iracundo y soberbio. Fue un esteta petulante que escribió con lenguaje de suprema belleza formal, con dotes de verdadero virtuoso. Su talento de artista literario fue interferido por las pasiones políticas.

    Vargas Vila tuvo dimensiones de combatiente de estatura continental. En 1903 regresó a Nueva York y allí fundó la revista Némesis.

    Perteneció políticamente a la generación radical que hizo de la lucha de las ideas y del periodismo su arma principal. Sus trabajos literarios y políticos alcanzaron una popularidad nunca antes lograda por nadie en el continente. Era censurado por los gobiernos y la iglesia, leído clandestinamente por artesanos y estudiantes, manteniendo viva la llama de la rebeldía popular.

    El autor da su definición de imperialismo así: “La llamada teoría imperialista, no es otra cosa que la doctrina del pillaje, del robo y la conquista”.

    Para muchos, Vargas Vila fue un maestro del idioma, del arte y de la libertad. De su espíritu y de sus pasiones, hizo un culto público reiterado.

    Apasionado y torrencial escritor, fue un Best-Seller que se le leyó en todo el ámbito del idioma. Tuvo éxito excesivo, pero un silencio funeral ha caído sobre su obra.

    Publicó varias novelas eróticas que hoy resultarían ingenuas, pero que en su tiempo, fueron piedras de escándalo que motivaron la excomunión del autor y de sus lectores.

    En Política fue reconocido como la expresión del sentimiento anti-yanqui de muchos países, orientando las frustraciones de un pueblo agobiado por la miseria y las dictaduras. Campesinos, estudiantes, intelectuales, encontraron en los discursos de Vargas Vila su propio modo de sentir.

    Sus panfletos surtían un efecto inmediato en la difusión de sus ideas. Su prestigio corría de boca en boca aun entre quienes no lo conocían.

    El escritor vehemente y volcánico en perpetuo trance de ira o de autoadoración, fue la lectura favorita de todas las generaciones en el momento de su ingreso en la literatura y en la política. Él no debe ser juzgado a través de sus detractores o admiradores, es más honrado juzgarlo en su misma obra, que todo el mundo puede consultar. Parte de esa obra, notoriamente amanerada, muestra con frecuencia destellos geniales, frases originales y felices con alardes de insensibilidad o de brutalidad. Cuando lo quería, tenía uno de los léxicos castellanos más ricos y de mejor ley.

    Su carácter erguido nunca capituló.

    Se mostró radical hasta parecer un anarquista.

    El poeta José Asunción Silva, fue uno de sus amigos. Sus contemporáneos, no les perdonaron la superioridad que tenían sobre ellos.

    Vargas Vila, el escritor profano y librepensador, describió en sus novelas toda clase de liviandades de hombres y mujeres, víctimas de vicios y pasiones atroces. En cambio él llevaba una existencia de anacoreta y era muy equilibrado y sobrio en su intimidad.

    Vargas Vila debe leerse sin prejuicios morales o estéticos. La historia de la literatura colombiana quedaría incompleta ignorando su obra. Muchos fueron mejores escritores que él, pero muy pocos tenían la fuerza, el temple y el carácter suyos.

    Pese a sus impugnadores, la memoria de Vargas Vila es respetable pues fue un ejemplo de honestidad y constancia.

Fuente: Política y literatura de ayer y hoy. J. J. García



PRINCIPALES OBRAS

Los divinos y los humanos
Ante los bárbaros
Ibis
El alma de los lirios (Lirio blanco/Lirio rojo/Lirio negro)
Las adolescencias (El camino del triunfo/La conquista de Bizancio)
La república romana
Pretéritas
La demencia de Job
La novena sinfonía
Huerto agnóstico
El ritmo de la vida
Polen lírico
El canto de las sirenas en los mares de la historia
Mi viaje a la Argentina
En las cimas

Algunos fragmentos:

“Leopardi, no escribía en presencia de Dios, ni para ser leído por los hombres, porque sus notas, no estaban destinadas a la divinidad ni a la publicidad; él, no desnudaba su alma ante los otros, como no habría desnudado su pobre cuerpo deforme, del cual sentía vergüenza”.

“En una vida tan estéril
Como la suya,
La fuente de los recuerdos no murmura,
Y esa canción hace falta
A ese jardín en duelo”.

Sin embargo,
La llama ardía en su corazón atormentado,
Y por eso estuvo privado de ese gesto de los dioses,
Que se llama la absoluta serenidad”.